3/11/10

El castillo

no importa que me vaya a la sierra a tener un supuesto viaje espiritual,
que llore mirando las estrellas,
que mi ego castigue brutalmente a mi cerebro

no importa porque igual cualquier oportunidad con la que pueda torpemente tropezarme en el camino será igual desaprovechada. algunas cosas no tienen arreglo,

ni el terror de un cuarto vacío, sombrío, el terror de estar perdiendo todo lo que alguna vez tuve, tengo, estoy empezando a tener y podría tener. un castillo decrepito en medio de la noche más fría, la fiesta se acabó, los invitados se fueron. está vacío, y sus fundaciones solitarias están colapsando muy lentamente en la noche más muerta

como una inyección del aceite más denso,

como demorarse meses en finalmente terminar de ahogarse en el mar, sin poder quitarse las botas de hierro

no poder nunca terminar de escalar, y que los otros sean tan ajenos: apenas agarrarse con la punta de los dedos de la mano más débil,

todo el resto del camino contrayéndose, derrumbándose, sepultando el núcleo de todo lo que me compone

un grito silencioso mientras que mi tragedia me ahoga con las dos manos

el sol que se pone en el desierto más vacío, en el que hasta las estrellas voltean la mirada y contemplan hacia cualquier otro lugar, indiferentes, porque la culpa es solamente mía

1 comentario:

papi