30/12/10

El Miedo

Hoy día me enfrenté al Miedo. Llegué a mi casa después de visitar a mi novia, estaba organizando unos papeles en mi cuarto y escuché a mi perrita ladrar en el primer piso. Alguien la había dejado encerrada en el patio, y su llanto se estaba volviendo intolerable, así que bajé a verla. Le abrí la puerta y la dejé entrar, y me senté en un sillón a disfrutar de su compañía. De repente, me di cuenta que lo que la había alborotado, y lo que súbitamente me alborotó a mí también: El Miedo estaba a pocos metros de nosotros.

Lo miré a los ojos. Pensé en huir, pero luego pensé en mi pobre perrita, indefensa, y resolví que debía asumir mi responsabilidad y eliminar al Miedo. De otra manera, se escondería y volvería a acecharme en otro momento, quizás cuando esté comiendo un plato de cereal, cuando esté tomando un jugo de naranja, cuando me esté bañando, o quizás espere en mis zapatos. Salí de nuevo al patio, cogí un arma, y volví a la sala. El Miedo se había movido. Volví a pensar en huir, mi cobardía intentó convencerme de que no podría encontrar al Miedo, que lo mejor era volver a guardar a mi perrita y esconderme en mi cuarto a ordenar mis papeles sin pensar en nada. Justo cuando me disponía a subir las escaleras, encontré sus ojos, y quedé paralizado. El Miedo me miraba sin moverse.

Bajé los pocos escalones que había subido, contemplé a mi enemigo y antes de darme cuenta de lo que hacía arremetí a chocarlo. Fallé la primera patada, pero en la segunda le di de lleno y lo hice pedazos. Cogí un recogedor, junté toda la mierda y boté a la cucaracha al jardín que está al frente de mi casa, temblando voluntariamente para sacarme los insectos imaginarios que se habían escurrido dentro de mis zapatos y mi ropa.

24/12/10

navidad

me paso la vida escribiendo, pensando y hablando acerca de las cosas que me llegan al pincho, así que aprovecharé la navidad, que no me llega tanto al pincho, para mencionar las cosas que sí me gustan: mis amigos, mi enamorada, los discos, la música, los libros, la literatura, perry, tota, la libertad, y lo chévere que podría ser el mundo si dejamos de ser tan huevones (porque todavía lo somos, todos)

ahí casi me pongo negativo, pero tengo muchas ilusiones para el mundo y nadie me las puede quitar y menos en navidad

feliz navidity

20/12/10

Rebelión

Un día fui al centro a ver a mi papá tocar vals, y de ahí me encontré con dos amigas en el Plaza Vea del Cortijo, y nos fuimos a una reunión en el último piso de un edificio en la que solo una de mis amigas conocía a la gente que estaba ahí. Totalmente marginados, y yo luciendo mi mejor camisa de nerd (roja, a cuadros, estilo "leñador" como me dijeron) nos metimos al cuarto de la dueña de la casa a comer los dulces que conseguí aquella tarde (ellas sabrán de qué dulces estoy hablando). En una de esas, entró la dueña de la casa, nos quedamos solos, me pidió dulces, quizás me dio la mirada, pero jamás he sido demasiado bueno con las mujeres, jamás he sido demasiado bueno con nada, en realidad. Me quedé solo un instante, tras lo que supongo que fue un fracaso, y saqué la cabeza por la ventana; vi a Help como el único punto iluminado en la ciudad, y el aire estaba totalmente ocupado por el retumbe de Rebellion (Lies) de Arcade Fire, explotando desde la caldera ahí abajo, y sonando como si la música saliera del cielo y fuera una bendición universal. Si has escuchado Arcade Fire, estará de más explicar lo que significó ese momento para mí, si no has escuchado, estamos de malas porque es un sentimiento que no puedo expresar.

12/12/10

Vargas Llosa escribe "El sueño del celta", Dammert escribe "El sueño de Lorena"

Cuando me di cuenta estaba en una situación adversa por varios motivos: Estaba muy lejos de mi casa, tenía que ir para allá, estaba lloviendo y la zona era muy peligrosa para irse tan adentrada la noche sin que alguien me acompañe al paradero. Entonces me senté y esperé a que amanezca.

Y amaneció, entonces salí a la calle para irme lo más rápido posible. En ese momento sentía unas ganas inmensas de quedarme callada, de no darle explicaciones a nadie, y justamente en ese momento vi a mi amiga Mariana al otro lado de la calle. Me escabullí, para evitar cualquier tipo de preguntas, y adentrándome por callejones y callecitas paralelas a la avenida principal por la que iba me topé con una profesora de la universidad.

-¡Qué bueno verte! Ven, te llevaré a mi casa.

Me llevó a una cabañita de esteras, y cuando me acerqué a mirar por la ventana me di cuenta que habíamos llegado al estacionamiento de la universidad, y que ahí quedaba su casa. Me senté, un poco perpleja, pero en ese momento me di cuenta que tenía una urgencia totalitaria de ir al baño. Ojeé la casa, y empecé a prestar atención a lo que me decía la profesora para poder desviar la conversación a una pregunta oportuna acerca de su baño. Era un reniego frustrante.

-No sabes, han subido muchísimo los precios de las verduras y ya no puedo preparar nada rico para almorzar. Y, ¿sabes qué? El amor verdadero solo dura once años. Después, todo se vuelve apenas una huevada. Un trámite. Tú no te compliques la vida, no te fijes en ningún hombre, o en ninguna mujer si eso te gusta, o en ningún animal si te quieres ir por esas ramas, o en ningún…-

Dejé de escuchar y me puse a evaluar lo que me decía. El recuerdo y la súbita realización de que estaba enamorada desvanecieron de mi organismo las ganas de cagar. Ahora la indignación había encendido la mecha de mi réplica y realmente tenía ganas de salir de ahí. Pero por tanto molestarme me dieron más ganas de ir al baño, por lo que apelé a mi mayor sinvergüencería y corrí a la primera puerta que encontré en la casa, que resultó ser justamente la que deseaba.

Para mi desaire todo estaba lleno de mierda por todos lados, por lo que tuve que sacar un papel higiénico de un estante y ponerme a limpiar. Finalmente usé el baño y arrojé el acumulado de papel con el que limpié toda la mierda que hubo en ese cuarto desde que entré en una canasta donde estaban los maquillajes de la profesora, que seguía renegando en el cuarto contiguo. Salí, y me senté a escucharla, como si nada, cuando me di cuenta del detalle: Había llenado todos sus cosméticos de mierda. Me puse un poco nerviosa, y ahora sí le dije que tenía que ir al baño.

-Claro, claro, anda nomás hijita, pero no te demores mucho.

Fui y apenas enmendé mi error me fui de esa casa. Finalmente llegué al paradero, y me subí a un bus azul que me llevaba a casa. Dentro del vehículo había un espacio vacío adelante; pretendía sentarme allí pero en el camino un viejo me tocó el culo. Entonces me di media vuelta y decidí sentarme atrás, lejos de él, y en el camino de vuelta volvió a tocarme. Lo miré con mi mejor cara de mala, mientras que en mi alma retumbaba un “muérete reconchatumadre”.

Me senté atrás, en un asiento donde caía el sol, donde un pequeño niño, que asemejaba en mi imaginario a un duende, saltaba de asiento a asiento. Le dije que por favor se quedara quieto, ya que había sido una mañana un poco difícil, y el niño me dijo que me regalaría caramelos para que sea feliz. Entonces me di cuenta que lloraba, y le dije que no quería sus caramelos, solo quería que deje de llorar y que estuviese bien. Le pregunté por qué tanto llanto, y me dijo que su mamá le había comprado todos los juguetes de Pokémon de la temporada pasada por Internet hace meses, y recién le habían llegado ahora que la nueva temporada era la que estaba en vigencia. El envío se había demorado demasiado, y no podían cambiarlos porque no tenían más dinero; la familia entera se había sacrificado trabajando día y noche para poder comprarlos. Contagié su tristeza, y le dije que todo iba a pasar, que todo pasaba. Miré por la ventana, dejando que los rayos de sol se estacionen en mi cara y me nublaran la vista.

8/12/10

P.D.I.A.N.S.

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7/12/10

condicionamiento clásico

siempre
antes de reírme
de hablar
de tocar
de cantar
de gritar
de querer
de leer
de escuchar
siempre
escucho tu voz

6/12/10

csm

cuándo va a pasar? cuándo?!

y yo sigo aquí en mi cuarto,

son casi las 12 y sigo frente a la computadora

tomé otro taxi, me comí otra cena

cuándo va a pasar?!

sigo frente a la computadora...

cuándo?

...quién?!

3/12/10

conversación amorosa

-¿Quieres que te dé amor? Está bien, te voy a dar amor, te voy a hacer gritar, te voy a hacer gozar mami.
-¡Horrible!
-A veces me gusta imaginarme que yo soy un camionero y que tú eres la cocinera de un restaurante al costado del motel en la carretera. Y que tenemos una relación así que tú me dices que soy horrible pero igual me quieres.
-Cállate.
-Y claro, nuestra relación se construye en este tipo de conversaciones en las que yo hablo y tú me mandas a la mierda siempre. Lo estás haciendo muy bien; tienes que pensar bien qué me vas a decir después.
-No.