30/12/10

El Miedo

Hoy día me enfrenté al Miedo. Llegué a mi casa después de visitar a mi novia, estaba organizando unos papeles en mi cuarto y escuché a mi perrita ladrar en el primer piso. Alguien la había dejado encerrada en el patio, y su llanto se estaba volviendo intolerable, así que bajé a verla. Le abrí la puerta y la dejé entrar, y me senté en un sillón a disfrutar de su compañía. De repente, me di cuenta que lo que la había alborotado, y lo que súbitamente me alborotó a mí también: El Miedo estaba a pocos metros de nosotros.

Lo miré a los ojos. Pensé en huir, pero luego pensé en mi pobre perrita, indefensa, y resolví que debía asumir mi responsabilidad y eliminar al Miedo. De otra manera, se escondería y volvería a acecharme en otro momento, quizás cuando esté comiendo un plato de cereal, cuando esté tomando un jugo de naranja, cuando me esté bañando, o quizás espere en mis zapatos. Salí de nuevo al patio, cogí un arma, y volví a la sala. El Miedo se había movido. Volví a pensar en huir, mi cobardía intentó convencerme de que no podría encontrar al Miedo, que lo mejor era volver a guardar a mi perrita y esconderme en mi cuarto a ordenar mis papeles sin pensar en nada. Justo cuando me disponía a subir las escaleras, encontré sus ojos, y quedé paralizado. El Miedo me miraba sin moverse.

Bajé los pocos escalones que había subido, contemplé a mi enemigo y antes de darme cuenta de lo que hacía arremetí a chocarlo. Fallé la primera patada, pero en la segunda le di de lleno y lo hice pedazos. Cogí un recogedor, junté toda la mierda y boté a la cucaracha al jardín que está al frente de mi casa, temblando voluntariamente para sacarme los insectos imaginarios que se habían escurrido dentro de mis zapatos y mi ropa.

2 comentarios:

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  2. "Todo lo malo que soñé lo toqué, pero está tan oscuro que el miedo no se ve."

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papi