Esta
chica quería ser cineasta. Empezó estudiando Publicidad, bajo presión, lo dejó,
y entró a estudiar Literatura, sin presión, lo dejó, y decidió dedicarse al
cine. Buscó trabajo en varios periódicos, para poder trabajar de columnista o
crítico de cine. Como era de esperarse, sin un título, nadie le dio trabajo. No
voy a reparar en esto: todos sabemos de qué están hechas las empresas. Pero
esta chica sabía más de cine que cualquier otra persona. Sabía más acerca de Pulp Fiction que el mismo Tarantino. Una
vez vi, ¿en un documental?, creo que era algo acerca de Godard, una escena en
la que Godard le preguntaba a un director que admiraba cuántas películas había
hecho. (Me refiero a cuántas películas había hecho el director al cual Godard
admiraba, no cuántas películas había hecho Godard). El director dijo que no
sabía. Godard sí sabía. De esa escuela era esta chica. Me refiero, obviamente,
al estilo Godard.
Nos
conocimos cuando ella estudiaba Literatura. Yo también. Yo no sabía que quería en
la vida. No sé qué quiero en la vida. Digamos: son las cuatro de la mañana, le
he prometido a mi novia actual que voy a reunirme con ella mañana a las 8 para
tomar desayuno y no tengo nada de sueño. Estoy sentado, con las luces apagadas,
la cortina cerrada, mirando la pantalla, quedándome ciego, escuchando música
electrónica. Con la chica cineasta, quizás hubiera sido igual pero ella hubiera
estado tirada en mi cama. No daré más detalles. Pero no sé qué quiero en la
vida todavía: solo escribo de vez en cuando. ¿Quizás por eso estudié
Literatura? Aunque no realmente por ser escritor, pero porque lo relacionado a
la literatura era lo único que me acompañaba cuando no tenía sueño. La noche
llega a un punto en el que jugar videojuegos, fumarse un troncho o tomarse un
ron ya no tiene sentido, y solo escribir llena el vacío. Leer también. Aunque
las dos son formas de dar vueltas alrededor de un vacío.
Este
tipo de cavilaciones son la razón por la cual ella dejó la carrera y yo me
quedé estudiándola y la terminé y siento que no he aprendido nada. Pero este no
es un relato acerca de mí. Ella dejó la carrera y dejamos de vernos. Yo no
estaba de acuerdo. Le dije: ¿qué vas a hacer en el mundo sin un título
universitario? Luego me enteré que dejó la carrera no solo porque tenía un
ideal más apasionante sino porque no tenía plata. ¿Qué vas a hacer en el mundo
sin un título universitario? No poder terminar de pagarles a tus hijos la
universidad. Y así, la vida sigue, y las universidades funcionan para que los
millonarios metan a sus hijos en ellas, y luego salgan de la universidad
teniendo un título y consecuentemente sean los que puedan tener plata para
seguir metiendo a sus hijos en la universidad. Sales del círculo si pasas San
Marcos o alguna universidad nacional con veinte de promedio y consigues una
beca para un doctorado y así ya no te pueden decir que no aunque hayas estado
durmiendo en un basurero por los últimos siete años. Aunque tranquilamente
podrían decirte que no y contratar al hijo del amigo, al hijo del dueño de la
empresa de al frente. Puta madre.
Ella
dejó la carrera y trató de trabajar en los periódicos. Hay un verso de
Verástegui: De pronto perdí todo contacto
contigo. Eso nos pasó. Vivió en su casa un par de años más y luego se fue a
Francia. Y en Francia se contactó con un par de personas, vivió en una
cooperativa llena de peruanos y se dedicó a escribir un guión. ¿Por qué
Francia? Porque la película estaba orientada allá. Esta chica llevaba el arte a
otro nivel. Cuando ya estaba a punto de dejar Literatura le dije: “Si vas a
hacerlo entonces dedícate a hacer un guión”. Y me miró con esa cara que tiene
reservada la gente para los auténticos momentos de de-qué-estás-hablando-imbécil.
Y me explicó que eso no funcionaba así de fácil. Y se ofendió. Pero luego me
perdonó porque ella nunca se ofendía.
No
consiguió financiamiento. Así que, a lo Robert Rodríguez, enamoró a cuatro franceses
y le pidió a dos de ellos que agarren el micrófono para el audio y el foco para
la iluminación mientras que los otros dos actuaban y ella filmaba. Era una
película fácil: solo dos actores. Eso no la hace fácil. Por favor, si lees
esto, perdóname. Luego ella editó, etc. Pero igual la película no tuvo mucho
apoyo ni mucho éxito. Así que se metió de cabeza al cine de vanguardia, supongo
que habrá intuido que a los franceses les encanta esa vaina, por lo menos yo me
lo imagino así. Su siguiente película fue rarísima y tuvo como título un
concepto que se me ocurrió alguna vez cuando quise traducir el título de Taxi Driver al español: en vez de Taxista, se llamaría Robert De Niro pateando culo. Tampoco
tuvo éxito.
Yo
tuve éxito. Saqué un doctorado. Conseguí trabajo en la Universidad de Lima.
Escribí un par de novelas de género. Critican bien mi trabajo en los periódicos.
Tengo estabilidad económica.
Auxilio.